¿ Hay alguien ahí ?

La ciencia aventura la hipótesis de que existan ORGANISMOS RADICALMENTE DISTINTOS de los conocidos, pero que estén en la Tierra sin que hayamos advertido su presencia.

Esto cambia la idea de cómo surge la vida.

No digas que es un sueño. Camino por un paisaje de plantas con las raíces en el cielo, caracoles cristalizados, perros venenosos y una montańa de moléculas visibles por la que corre una cascada de metano gélido. No es un cuadro del Bosco, no es Alicia a través del espejo, no es una película de Buñuel, ni una escena de Dalí, no suena Lucy in the sky with diamonds.

Es nuestra Tierra; lo que cambia es mi forma de mirarla.

La miro con los ojos de algunos astrobiólogos que han formulado una hipótesis realmente fascinante: la de que existan otras formas de vida distintas de las que conocemos, pero que estén aquí. Por ahora, los científicos están de acuerdo en considerar un organismo vivo a aquel que toma nutrientes del ambiente, desecha lo que le sobra y se reproduce.

Todos estos seres están basados en los mismos elementos, moléculas y procesos químicos. La comunidad científica piensa que la vida comenzó por azar una sola vez aquí, en la Tierra. Pero hay quien replica que podría surgir en cualquier planeta con parecidas condiciones a las del nuestro.

Robert Saphiro, de la Universidad de Nueva York, dice: La vida está inscrita en las leyes de la naturaleza. Para asegurarse, se busca en otros planetas y en sitios insólitos de este, y se intenta fabricar en laboratorios. Si halláramos indicios pasados o presentes de vida en Marte, quedaría claro.

Pero hasta que se encuentren, otros científicos con esa forma especial de mirar lanzan la hipótesis de que haya otro tipo de existencia en la Tierra: organismos vivos que tengan una química distinta. Paul Davies, cosmólogo de la Universidad de Arizona, posee también esa vista más allá de la realidad tangible. Sugiere varias opciones, como que podría haber una alteración de la queralidad. La palabreja define el modo en que las grandes moléculas se configuran en el espacio.

La doble hélice del ADN gira hacia la derecha, mientras que las de los aminoácidos lo hacen hacia la izquierda.

¿Cabría pensar en un tipo de vida cuyas moléculas giraran al revés, como en un espejo?

Científicos del Centro Marshall de la NASA han fabricado una especie de sopa molecular en espejo en la que introdujeron organismos que sobreviven en condiciones extremas (los extremófilos). Uno de de estos raros, Anaerovirgula multivorans, procedente de lagos alcalinos de California, se abrió paso entre las moléculas invertidas metabolizándolas, pues tiene la habilidad de alterar la queralidad. Hay formas de vida, o mejor dicho, algún estilo de replicación del ADN relativamente frecuente, en el que la hélice se coloca en otro sentido; es el ZDNA, explica el microbiólogo Federico Morán.


No menos fascinante que esta vida al revés es la que resulta de elegir unos materiales de construcción distintos de los existentes. Las bases nitrogenadas de que se componen todos los organismos vivos son cuatro: guanina, adenina, timina (uracilo) y citosina. Sus iniciales forman la famosa GATTACA, y son responsables de la síntesis de los 20 aminoácidos que forman las proteínas.

Pero en algunos meteoritos, como el que cayó en Australia en 1969, se han identificado otros aminoácidos, como isovalina y pseudoleicina, que se sintetizan en el laboratorio y tal vez podrían ser la arcilla que formara nuevos ladrillos vitales. Terrestre, pero oculta entre bacterias convencionales. Los alfa-metil-aminoácidos son prometedores para fabricar en el laboratorio vida artificial que explique esa vida en la sombra; eso intenta Steve Benner, de la Fundación para la Evolución Molecular Aplicada, en Gainesville (Florida).

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