Demografía del Cielo: La extinción de las Estrellas
El Universo se está apagando lentamente desde hace 5.000 millones de años, porque no nacen suficientes estrellas para reemplazar a las que han muerto. Esta sospecha de muchos astrónomos se ha convertido en certeza con la última investigación de dos astrofísicos de las universidades de Pennsylvania y Edimburgo quienes, tras observar una detallada recopilación de imágenes de telescopio de 40.000 galaxias cercanas a la Vía Láctea, han concluido que la última estrella dejará de brillar algún día, y el cielo se quedará a oscuras.
Los investigadores, Ben Panter y Alan Heavens, han realizado un completo registro con esas imágenes, para estimar cuántos astros han aparecido en los 14.000 millones de años de existencia del Universo. Así han descubierto que durante buena parte de la historia del cielo han muerto más de los que nacen, por lo que sugieren que la actual era de formación estelar está llegando a su fin. Pero el espectáculo de ver nacer una estrella todavía será posible para nuestros descendientes durante muchas generaciones.
Los humanos hemos asistido en directo al parto celeste desde 1990 gracias al telescopio Hubble de la NASA, el primero capaz de detener millones de años en la fotografía de una nebulosa, que es la placenta de una estrella. Sus imágenes dieron la vuelta al mundo y han supuesto importantes avances en la teoría sobre formación estelar.
Un embarazo en la placenta celeste dura cientos de miles de años... Y las contracciones no son precisamente cuestión de minutos. Las estrellas nacen en grandes nubes moleculares de hidrógeno que pueden contener la masa de miles de estrellas como el Sol a temperaturas muy bajas. Estas nubes se mantienen inertes hasta que el choque de una supernova (estrella muerta), o de dos galaxias, las inestabilizan. Así, una nube molecular empieza a contraerse por la atracción gravitatoria de su propia masa y ya no para hasta que da lugar a muchas estrellas, explica Luis Cuesta, asesor científico del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).
El núcleo llega a alcanzar tanto calor (hasta diez millones de grados) que empieza a expulsar materia por los dos polos. Según Cuesta, la contracción se detiene cuando el núcleo logra la temperatura suficiente para iniciar reacciones de fusión nuclear, que generan tal presión que contrarrestan el peso de la estrella. En un estadio llamado fase T-Tauri, que dura hasta 30 millones de años, el astro empieza a convertir su hidrógeno en helio por esa reacción nuclear. Un gran viento rompe después la envoltura de polvo del astro y lo deja al descubierto. Entonces, ha nacido una estrella.
El Universo Fértil
Algunas regiones estelares pueden considerarse la Europa del Universo, como nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, donde se forma sólo una nueva estrella cada año. Sin embargo, en otras nacen a un ritmo tan rápido que pueden contarse por centenares, o incluso por miles.
Para saber cuántas nacen, tenemos que buscar estrellas azules muy brillantes, indica el asesor del IAC. Siempre que hay formación de estrellas, se generan también astros de este tipo, que brillan mucho más que el resto, lo que nos permite observarlos en galaxias muy lejanas. Por eso sabemos que hay galaxias muy activas y otras no, asegura Cuesta.
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