Es lo que hay

El FC Barcelona ha sido un referente a nivel nacional y europeo en los últimos años. Siendo uno de los clubes más laureados de la última década, lo que hacia diferente al club blaugrana era un modelo de juego basado en la posesión de la pelota, el encontrar hombres libres a través de muchos pases y en llegar al área con peligro de maneras muy diferentes pero igualmente peligrosas.

Y alrededor de todos estos recursos tácticos, sobresalía la figura de un futbolista incomparable como Leo Messi, capaz de hacer mejores a los demás, y de solucionar partidos cuando todo lo anterior no funcionaba. Messi hacia de todo en el FC Barcelona, y lo hacia con la sensación de que no le costaba, como si el esfuerzo lo tuvieran que hacer los demás porque él iba sobrado.

Pero desde hace tiempo, el FC Barcelona parece haber perdido la identidad de juego que tanto maravilló a los amantes del fútbol. Desde la llegada de Luís Enrique en 2014, el modelo de juego del Barça fue cambiando hacia un fútbol más vertical, con menos pases y donde la posesión ya no se usaba para hacer daño al rival. Valverde acrecentó esta idea, y tanto Quique Setién como ahora Ronald Koeman han terminado por hacer al FC Barcelona un equipo totalmente irreconocible, a pesar de seguir siendo uno de los favoritos en cualquier casa de apuestas al título de liga.

Sin Messi como desatascador 

Decía el otro día en rueda de prensa Mircea Lucescu, veterano técnico del Dinamo de Kiev, que en el Barcelona todos los jugadores corrían para Messi, que iba caminando por el terreno de juego hasta recibir el balón, y que dudaba que en el PSG pudiera hacer lo mismo que hacía en la ciudad condal.

Esto, que puede parecer cierto, ya lo explicó hace años Pep Guardiola, entrenador del Manchester City y uno de los entrenadores que más jugó sacó al astro argentino. Pep decía que cuando caminaba Leo por el campo lo hacia pensando en donde recibir el balón en las mejores condiciones, mientras analizaba las debilidades del rival. Y que en el momento en el que él recibía, todo se aceleraba. Un jugador que marca tantas diferencias sobre un campo de fútbol convencería a cualquier estrella para correr por y para él, como así sucedió con Neymar, con Suárez, y ahora con Mbappé, como el propio francés ha manifestado.

Messi desatascaba partidos cuando los rivales superaban tácticamente al Barcelona y los entrenadores no encontraban recursos para desequilibrar contiendas mediante instrucciones, pero eso ahora no lo tiene el FC Barcelona, y Ronald Koeman lo está notando, llevando a la deriva a un equipo que va camino de hacer una temporada bastante mediocre.

Sin el salvavidas del argentino, el FC Barcelona necesita el mejor rendimiento de todos los jugadores de la plantilla para obtener victorias, y por supuesto, una buena dirección y gestión del entrenador, y ni una cosa ni la otra está sucediendo. El holandés Ronald Koeman se ha aferrado al discurso del “es lo que hay”, como si la plantilla no tuviera suficientes recursos para pelear por los títulos, y eso puede acabar con Koeman abandonando el banquillo blaugrana en las próximas fechas.

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