Soñar con drogas: ¿Qué significa?
La droga es una sustancia que modifica la percepción de la realidad y, al mismo tiempo, es ilegal. Así pues, soñar con drogas es un juego con ciertos límites: pueden ser los límites de la percepción o los de la legalidad o incluso de la moralidad. Son sueños que, sobre todo, tienen hombres.
Soñar con drogas es un juego con límites
Situación típica
Soñar con drogas es algo que implica sensaciones fuertes, sensaciones fuera de lo común. Tenemos la sensación de haber tomado una sustancia y nos sentimos livianos o angustiados. Podemos tener alucinaciones y la realidad se deforma. Hay quien sueña que es un drogodependiente, alguien rechazado por la sociedad.
También podemos soñar que nos inyectamos veneno en las venas y sentir embriaguez o miedo.
Variantes de este sueño
Soñar con drogadictos, soñar con drogas y policía, soñar con que me estoy drogando, soñar con alguien drogado, soñar con un familiar que se droga, soñar que un amigo se droga, soñar con traficar con drogas...
¿Qué significa este sueño?
Interpretación lacaniana
El enfoque lacaniano de este sueño destaca, sobre todo, la dimensión prohibida de la sustancia. Hacemos algo prohibido. ¿Es por nuestro espíritu rebelde o porque la noción de ley nos resulta insoportable? En un sueño, el empobrecimiento da a entender que la persona se considera el objeto de deseo de los demás.
Las mujeres que sueñan con drogas pueden querer, de forma inconsciente, ser las heroínas de sus padres o de los hombres en general.
Interpretación junguiana
Para los junguianos, soñar con drogas tiene un aspecto iniciático. Corresponden a la necesidad inconsciente de vivir estados modificados de la consciencia, animándola a visitar otras partes de uno mismo. Soñar con drogas es, en cierto modo, una forma de vivir un viaje chamánico. La persona se atribuye el derecho de ser igual que los Dioses, y por eso toma una poción mágica.
Análisis del sueño de Rafaela, 18 años: Soñar que su padre tiene la cabeza de un conejo
“Vuelvo a casa. Llamo a la puerta y entonces me doy cuenta de que estoy delante de casa de mis padres. Mi madre abre la puerta y la veo empapada en sangre, de pies a cabeza. Mi padre aparece gritando, pero tiene la cabeza de un conejo. Sospecho que algo no anda bien y creo que alguien ha querido gastarme una broma pesada y me ha drogado. Lo único que quiero es ir a mi casa”. Rafaela, 18 años.
“En este sueño, Rafaela ve lo que no quiere ver. Una realidad alucinada que es el reflejo de su deseo inconsciente de sorprender a sus padres mientras hacen el amor. La madre bañada en sangre es la proyección de su dificultad de ser mujer (reglas, desfloración…) y el padre con cabeza de conejo tiene una connotación sexual directa y evidente”.
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