¿Son más felices las parejas igualitarias?

parejas igualitarias

Todos queremos tener una relación igualitaria, pero lo cierto es que pocos lo consiguen. Estudios demuestran que la manera en la que nos repartimos las tareas del hogar, por ejemplo, afecta directamente a la satisfacción en la pareja.

Podemos seguir al pie de la letra o contradecir los actuales roles de género en cuanto al trabajo dentro de casa, pero debemos ser conscientes de que eso dice mucho acerca de nuestra relación.

¿Qué encontrarás en este artículo?

Las parejas igualitarias son más felices

El estudio mencionado es de 2016 (Carlson y colaboradores). Se utilizaron los datos de una encuesta realizada a matrimonios en 2006 y comparándolos con los resultados en la misma encuesta pero del año 1996. De ahí, se evaluaron los cambios en la forma en la que las parejas americanas se repartían las tareas del hogar y como se podía predecir, a partir de ese dato, su bienestar en la relación.

Los resultados indicaron que en 2006 la mitad de las parejas respondían a la manera convencional de repartir las tareas, es decir que la mujer hacía todo el trabajo. Mientras que en 1996, un 80% de las parejas entraban en ese modelo. Y sí, actualmente más de la mitad de las parejas serían igualitarias e incluso un 5% indicaban que el hombre hacía la mayor parte de las tareas. Lo que demuestra un evidente cambio en este sentido.

Para valorar el bienestar de las parejas, cruzaron los datos con otras variables como la satisfacción y frecuencia sexual, la satisfacción en la relación en general, el nivel de aceptación de la manera en la que las tareas están repartidas y la percepción de reciprocidad y justicia en la pareja.

Satisfacción sexual e igualdad en la pareja

Muchas personas afirman que la satisfacción sexual en una pareja es uno de los factores más importantes para la felicidad de ambos, incluso más que la fidelidad. Por eso es interesante puntualizar su relación con el reparto equitativo de las tareas.

Actualmente las parejas que reparten las tareas de forma equitativa tendrían más frecuencia sexual que las convencionales: unas 7 veces al mes. Es interesante el dato de que en la encuesta realizada en 1996 esto ocurría a la inversa, siendo las parejas igualitarias las que menos hacían el amor.

En cuanto a la satisfacción sexual, en principio no hay diferencia entre las parejas igualitarias y las más convencionales pero sí se observó una menor satisfacción en las parejas que habían acordado que fuese el hombre el que llevase a cabo la mayor parte de las tareas del hogar.

Tiene sentido que las parejas que perciben que su relación es más justa se sientan más unidos al otro y por tanto más proclives a la intimidad. Por el contrario, una sensación de injusticia lleva a frustración y resentimiento, lo que actúa como un muro infranqueable entre los dos.

Es cierto que la justicia no es exclusiva de las parejas igualitarias, puesto que otras opciones también pueden ser acordadas por ambos miembros pero, desafortunadamente, cuando las tareas no están repartidas de forma equitativa, quién lleva el peso de ellas no suele estar de acuerdo.

Además, compartir las tareas del hogar va de la mano de una capacidad de cooperación y trabajo en equipo que también es beneficiosa durante el sexo. Así como el aumento de la cantidad de tiempo compartido que disfrutan estas parejas.

Satisfacción en la relación e igualdad de la pareja

Cuando la pareja tiene un reparto de las tareas igualitario, la satisfacción por parte de la mujer es mucho mayor. Se siente más valorada y respetada y por tanto más feliz en la relación. En cuanto al hombre, el estudio demuestra que su nivel de felicidad es muy similar en las relaciones igualitarias y en las convencionales, pero mucho menor en las que él llevaría la mayor parte del trabajo.

Todo esto se extiende, no solo a las tareas relacionadas con la casa; cocina, limpieza, compra… sino al cuidado de los hijos. Algo que hasta hace poco era trabajo de las mujeres, actualmente el peso se reparte de forma más igualitaria. Esto no solo beneficia a la pareja o al bienestar de la mujer, sino al de toda la familia ya que los hijos también se sienten más queridos y valorados por parte de ambos padres.

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