¿Quién está obligado a inscribirse en el registro mercantil?

Cuando tomamos la imponente decisión de montar un modelo de negocio es importante asumir desde el minuto uno que vamos a tener que hacer frente a un amplio volumen de trámites administrativos. Ante tal realidad, lo más conveniente es analizar en detalle qué labores tenemos por delante según las características concretas de nuestra empresa. Porque, en función del tipo de compañía que hayamos abierto, deberemos llevar a cabo unas gestiones u otras. Ejemplo de ello es la inscripción en el Registro Mercantil: labor que, como tantas otras, debería caer en manos de una asesoría especializada.

Cuál es la utilidad de inscribirse en el Registro Mercantil

Antes de nada es importante explicar en qué consiste el Registro Mercantil y cuáles son sus funciones. En este sentido, si te quieres olvidar de cualquier gestión con este órgano público, lo mejor es que delegues funciones en una asesoría en Málaga. Ellos estudiarán tu caso en detalle para poner todo a punto de cara a la inminente apertura de la empresa que con tanto esfuerzo has decidido montar.

El Registro Mercantil depende del Ministerio de Justicia: un órgano de carácter público que tiene como fin recoger todos los actos y hechos asociados tanto a sociedades corporativas como a empresarios individuales. Es decir, se trata de un recurso para evidenciar la existencia de un negocio de cara a terceros, bien sean inversores, clientes o socios. Entre los datos que se recogen, destaca la constitución de sociedades, las modificaciones de los domicilios fiscales, las de los Órganos de Administración y las de capital, las quiebras o la legalidad de los libros contables.

¿Tu empresa debe estar registrada?

Ahora bien, ¿quién está obligado a inscribirse en el Registro Mercantil? No, no todas las corporaciones deben poner a punto este trámite y en una asesoría en Málaga de rigor sabrán con exactitud si tu empresa es una de ellas. No obstante, aunque no sea imperativo que inscribas tu negocio, siempre es bueno hacerlo.

En este orden de ideas, toda sociedad mercantil, entidad de crédito, aseguradora, agrupación de interés económico o institución de inversión colectiva y de fondo de pensiones tiene que apuntarse en el Registro Mercantil. En el caso de los autónomos, no es obligatorio cumplir con este trámite. Aunque nunca está de más; puesto que es una buena forma de otorgar rigor a tu emprendimiento ante los previamente comentados inversores.

Cómo agilizar este trámite

Sabiendo ya quién está obligado a inscribirse en el Registro Mercantil, queremos hacer hincapié en lo satisfactorio que resulta poner el trámite en manos de especialistas. Las infracciones por no hacerlo correctamente van de los 300€ hasta los 3.000€; por lo que, para evitar problemas, acude a una asesoría para empresas.

Estos despachos saben cómo poner en marcha este trabajo burocrático de una forma eficiente y ágil. De ello depende que todo se resuelva sin retrasos de por medio, algo común en las instituciones públicas. En consecuencia, ponerse en manos de una asesoría es una buena manera de garantizar que tu empresa queda lista para operar de forma legal lo antes posible. Dejando de lado cualquier tipo de improviso o error en el proceso.

Quédate con las asesorías también a largo plazo

Averiguar quién está obligado a inscribirse en el Registro Mercantil y cumplir con dicha función de manera ejemplar no es más que una de las muchas funciones que puede desempeñar una asesoría para empresas por ti. Ya no hablamos solo de aquellas labores asociadas a las primeras fases de la empresa, sino también de otras tantas que cobran relevancia con el paso del tiempo y que igualmente van a determinar tu viabilidad comercial.

Entre sus servicios más destacados, encontramos la asesoría fiscal y la contable. Mientras que la primera sirve para que todas las obligaciones tributarias se resuelvan con rapidez y sin fallos, logrando así un sustancial ahorro económico en la presentación de cada modelo a Hacienda, la segunda mantiene el capital siempre bajo control. Un recurso clave en términos de estabilidad económica que no puedes pasar por alto durante tu trayectoria corporativa.