Falacia del espantapájaros: principales características

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La falacia del espantapájaros, también conocida como la falacia del hombre de paja, es un concepto que hace referencia a la tergiversación que se genera en función de la postura de la otra parte de una discusión, con el objetivo de rebatir los argumentos con más facilidad. 

En palabras más simples, la falacia del espantapájaros hace referencia a la manipulación de los argumentos expresados por otra persona con el objetivo de confrontarla más fácilmente. Es una técnica utilizada por aquellos que desean continuar la controversia y la situación de conflicto, aunque no tienen argumentos de peso para conseguirlo, de ahí que recurran a la manipulación, simplificación o tergiversación de los hechos. 

¿Qué encontrarás en este artículo?

Principales características de la falacia del espantapájaros

La falacia del espantapájaros, como comentamos anteriormente, es un concepto que se utiliza para hacer referencia a ese proceso de manipulación y tergiversación de los argumentos expresados por una persona durante una conversación o discusión. 

¿Por qué se le conoce a este hecho como la falacia del espantapájaros o la falacia del hombre de paja? 

Porque el espantapájaros representa de forma absurda e irreal al ser humano, es una versión falsa de una persona real.

Esa falsedad que representa un espantapájaros puede trasladarse, perfectamente, al ámbito de las ideas y de la argumentación. Es una situación que, de forma consciente o inconsciente, se desarrolla para simplificar, e incluso cambiar los hechos y argumentos expresados por la otra persona. Es una técnica de manipulación ampliamente utilizada en diferentes áreas de la vida. 

A continuación compartimos algunas de las características principales que definen a la falacia del espantapájaros.

  • Tergiversación

La característica más destacada de la falacia del espantapájaros es la tergiversación, completa o parcial, de los argumentos afirmados por otra persona. En este sentido, si la persona A expone un determinado argumento, el cual vamos a definir con la letra H, la persona B va a criticar a la persona A por afirmar G, es decir, la persona B cambia de forma deliberada la letra H por la letra G, y afirma que la persona A ha sido la responsable de dicha afirmación falsa. 

  • Ataque

Después de la tergiversación, viene el ataque de la persona B a la persona A, por todo el proceso de tergiversación y afirmación indicado en el punto anterior. Es, de hecho, una técnica sumamente utilizada, tanto en la política como de forma cotidiana, especialmente por las personas manipuladoras. 

Tipos de falacia del espantapájaros

Hay varios tipos de falacias del espantapájaros, y es conveniente conocerlos, para saber reconocerlos y así evitar caer en dicho proceso de manipulación. A continuación compartimos los más destacados:

  • Falacia simple: la falacia simple es cuando el oponente distorsiona los argumentos de la otra persona. En este caso, el oponente, de todos los argumentos expresados, toma el menos convincente o defendible, para asegurar que el mismo es incorrecto. También, en este caso, el oponente puede tomar extractos específicos de los argumentos, tergiversados con el cambio de ciertas palabras, con el objetivo de defender su propia posición.
  • Hombre débil: el segundo tipo de falacia es la conocida como el hombre débil, la cual hace referencia a cuando una persona presenta varios argumentos para defender su teoría o punto de vista, y el oponente, simplemente elige el más débil y decide ignorar a todos los demás. 
  • Hombre hueco: esta es la versión de la falacia del espantapájaros más utilizada por los manipuladores, y por aquellas personas que no tienen capacidad de escuchar y dialogar, porque consiste en que los argumentos expresados por el oponente simplemente no guardan ningún tipo de relación con los diferentes puntos de vista expresados durante la discusión.

La única forma de evitar caer en este tipo de situaciones es aprender a reconocerlas y, adicionalmente, desarrollar un pensamiento crítico propio. Evitar ser un receptor pasivo es clave en todo este proceso, así como también aprender a detectar el error en el desarrollo de la argumentación y rescatar lo que ha sido tergiversado o manipulado.

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