Cistitis: ¿Cómo llegan las bacterias a la vejiga?

Las infecciones del tracto urinario (ITUs) son el segundo motivo más frecuente de atención médica. Se estima que más de la mitad de las mujeres necesitarán tratamiento médico por una cistitis aguda. Además, a veces se producen infecciones urinarias recurrentes que afectan significativamente a la calidad de los pacientes y no siempre son fáciles de manejar. Por otra parte, el uso extensivo de antibióticos en estas afecciones ha provocado la aparición de resistencias a los antibióticos. 

Para poner de relevancia el problema mencionar las siguientes cifras:

• Las infecciones urinarias suponen entre el 1% y 5% de las consultas en atención primaria
• Las infecciones urinarias representan el 3,2% de las consultas en urgencia.
• Las infecciones urinarias suponen el 15% de los antibióticos prescritos en la comunidad.
• El cuadro clínico más frecuente son cistitis aguda con una incidencia estimada de 0,5 episodios-persona/año.
• En ocasiones la infección afecta el tracto urinario superior, estimándose una prevalencia de pielonefritis aguda de 30-40 casos por 100.000 habitantes.

Se calcula que más de la mitad de las mujeres padecerán ITU a lo largo de su vida, y que el 20% de las mujeres que padecen una ITU tendrán al menos un nuevo episodio. Del total de pacientes con más de una infección urinaria, el 30% cumplirá los criterios de infecciones urinarias recurrentes, generalmente episodios infecciosos persistentes. En general, se estima que el 2,4% de las mujeres tendrán infecciones urinarias recurrentes.

Las infecciones urinarias suelen estar producidas por Enterobacterias que colonizan el tracto urinario por vía ascendente, es decir, llegan a la vejiga a través de la uretra procedentes de la mucosa perivaginal, perineal. Según afirma el Dr. José Medina Polo, responsable de la Unidad de Urología Funcional-Femenina de ROC Clinic y experto en infección de orina, “las relaciones sexuales son el principal factor de riesgo de ITUs en las mujeres premenopáusicas”. El coito facilita la entrada de uropatógenos en la vejiga. Además, existe un alto riesgo de ITUS complicada si se asocian los siguientes factores: anomalía anatómica del tracto urinario, obstrucción del tracto urinario, disfunción miccional, medicamentos inmunosupresores, diabetes mellitus, embarazo, insuficiencia renal, sonda en el tracto urinario o infecciones nosocomiales.

La presencia de al menos tres síntomas de la infección de orina suele considerarse diagnóstica.  El diagnóstico de la infección urinaria recurrente requiere un cultivo de orina.

El primer paso para prevenir las ITU recurrentes es identificar los posibles factores predisponentes para un enfoque etiológico. A continuación, debe identificarse y tratarse cualquier factor de riesgo urológico. El segundo paso consiste en medidas no antimicrobianas y, por último, se recomienda la profilaxis antimicrobiana. Se han sugerido varias medidas conductuales y de higiene personal para disminuir el riesgo de infecciones. Entre las recomendaciones, se incluyen los siguientes puntos:

• Es aconsejable una hidratación adecuada y evitar retrasar la micción.
• Evitar el estreñimiento
• Micción postcoital
• Lavado diario genital, precoital y postcoital de adelante hacia atrás.
• Se recomienda el uso de ropa interior de algodón holgada.
• Se pueden utilizar tampones en caso de menstruación.
• Se desaconsejan las duchas y los baños de burbujas.
• Si se utilizan espermicidas con o sin diafragma, deben considerarse métodos anticonceptivos alternativos.
• Deben evitarse medidas como el lavado compulsivo de la zona genital, que a menudo implica el uso de jabones u otros productos irritantes.

Entre las medidas no antibiótocas para prevenir las infecciones de orina se han propuesto el tratamiento hormonal sustitutivo, el extracto de arándanos americanos, la D-manosa, los probióticos, la profilaxis inmunológica, las instilaciones endovesicales con ácido hialurónico y condroitín sulfato.

La profilaxis antimicrobiana puede consistir en una profilaxis postcoital o en una profilaxis continua a largo plazo. Antes de ofrecer la profilaxis antibiótica, es obligatorio el asesoramiento, la evaluación de las modificaciones de la conducta y el fracaso de las medidas no antimicrobianas.