La importancia del seguro de responsabilidad civil en épocas de crisis

El seguro de responsabilidad civil no es obligatorio para todas las empresas ni para todos los profesionales. Su contratación va a depender de la actividad económica que se realice. Así, los profesionales sanitarios que trabajan en la asistencia privada sanitaria, ahora que se ha vuelto tan necesaria debido a la pandemia del Covid-19, sí están obligados a contratarlo.

Lo mismo ocurre con los corredores de seguros, los intermediarios financieros o las empresas que se dedican a organizar actividades culturales y recreativas que implican la presencia de participantes, ya sea a modo de espectadores o personas que realicen actividades de manera activa, como pueden ser las empresas de turismo de aventuras.

La lista, como vemos, es muy larga, pero también la es la que incluye a todas esas profesiones y actividades que no están obligadas a contratarlo. No obstante, lo que es indudable es que cualquier actividad económica que se desempeñe está sujeta a ciertas responsabilidades y riesgos propios por la prestación de servicios.

Existen eventos o situaciones que no se pueden prever y que puede afectar a terceros. El seguro de responsabilidad civil es la baza con la que cuentan muchas empresas para, en caso de que suceda algún tipo de accidente o contratiempo, evitar males mayores.

¿Qué usos tienen estos seguros?

El Seguro de responsabilidad civil para empresas da seguridad a las empresas ante reclamaciones de terceras personas. Pongamos como ejemplo un festival de música o un concierto que se ve cancelado porque se impide su celebración debido al aumento de contagios de Covid-19 o porque se paralizan determinadas actividades económicas.

En ese caso, la empresa que organizaba ese acto cultural queda cubierta de las reclamaciones de terceros. Las personas que iban a asistir a ese espectáculo tendrán derecho a la devolución de su importe pero no podrán reclamar una compensación económica a pagar por parte de la empresa, que está cubierta en base a este seguro.

Dicho esto, el seguro a contratar ha de adaptarse a las necesidades de las empresas y los autónomos en cuestión. Este colectivo de trabajadores también puede acogerse a esta fórmula. Como podemos deducir, no es lo mismo el riesgo que presenta una empresa especializada en trabajos verticales o en pirotecnia que una agencia de marketing digital. No obstante, ambas pueden contratar coberturas que se ajusten a su actividad. Las dos primeras, por ejemplo, están obligadas a ello.

El respaldo económico, otro beneficio asociado a los seguros de rc

No se trata de que el seguro de responsabilidad civil vaya a responder ante dificultades económicas, pero sí puede suponer un respiro, un alivio, en caso de que suceda algún despropósito.

Al igual que los conductores y los vehículos deben contar con un seguro para cubrir los gastos en caso de accidente, las empresas hacen lo mismo. Cuando un empresario o un autónomo no está asegurado, debe responder ante cualquier indemnización por accidente o por incumplimiento de contrato con su propio capital. En cambio, si tiene contratado un seguro que incluye coberturas que responden ante este suceso, será la aseguradora quien medie para cumplir con esta indemnización.

La contratación de seguros de rc se convierte en una práctica muy recomendable por estos motivos y muchas empresas lo visualizan como un acto muy interesante, aunque no se vean obligadas a ella por su propia actividad. En este sentido, es prudente tener una cobertura suficiente para cubrir posibles situaciones que puedan poner en riesgo a terceros y al propio negocio.

En una coyuntura como la actual, en la que muchas empresas están pasando por dificultades económicas, renunciar a esta inversión puede parecer algo atractivo, porque es un gasto menos que tiene que cubrir la empresa, pero puede volverse en contra si sucede algún imprevisto y haya que cubrir con fondos propios ese incidente.

¿Cómo funcionan los seguros de rc?

La dinámica de estos seguros es cubrir los riesgos y la indemnización del asegurado cuando se somete a un daño a un tercero de forma extracontractual. Traducido a un lenguaje más casual, lo que significa es que si se produce un daño fortuito por una actividad que no se encontraba dentro de las responsabilidades del contrato, este daño queda cubierto por la compañía aseguradora. La normativa está regulada por el artículo 192 del Código Civil, que incluye daños por acción, omisión o negligencia. La persona que lo sufre debe ser indemnizada.

Las empresas, más allá de contratar Seguros de responsabilidad civil, que se asocia a beneficios indudables y es una inversión prudente, necesitan un mediador especializad en esta materia para que pueda ofrecerles un asesoramiento íntegro y analizar cuáles podrán ser los posibles riesgos asociados a su actividad.

La no obligatoriedad de no contratar estos seguros no debe impedir a muchas empresas a interesarse por esta fórmula, pues siempre puede ocurrir en su propia actividad algún incidente que les obligue a cubrir una indemnización a terceros.

De este modo, los seguros de rc han de contemplarse como una inversión prudente y rentable en el medio y el largo plazo. Lo contrario sería confiar en que no suceda ningún tipo de imprevisto, algo que es complicado, y mucho más en tiempos de crisis.

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